Watchmen: tema del traidor y del superhéroe

Sí, ya sé, estoy un poco redundante con esto de encontrar rastros borgeanos en Watchmen. Es la crítica que me gusta hacer: la que mueve y remueve en su objeto, la que lo ataca por varios frentes para (hacerlo) decir cosas distintas. Obsesiones, que le dicen.

Hay una cuestión de orden conceptual que, me parece, juega un papel importantísimo entre la última página de Watchmen y Tema del traidor y del héroe, el cuento de Borges: el diario de Rorschach, ese testimonio vivo rubricado por la muerte del enmascarado y las consecuencias que desencadena.

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El cuento de Borges propone un sistema de capas de sujetos escritores y sujetos escritos: un narrador imagina/escribe la historia de Ryan Kilpatrick que escribe la historia de su bisabuelo Fergus Kilpatrick, héroe y conspirador británico, cuya muerte fue escrita/planeada por James Nolan, su más antiguo compañero y traductor de las tragedias de Shakespeare, copiando escenas de Macbeth y Julio César, tragedias en las que Shakespeare escribía/teatralizaba sucesos históricos. En alguna frase el lector puede presentir que, siguiendo la enumeración previa en sentido inverso, cada escritura posterior estaba prevista en y por la anterior, y acaso, por qué no, la escena de escritura del texto que tenemos en frente («he imaginado este argumento, que escribiré tal vez y que ya de algún modo me justifica» comienza diciendo el narrador) y finalmente la de lectura: así se sella la fusión última de la ficción con «la realidad» (que, para Borges, no difieren demasiado).

Ahí está lo interesante del cuento de Borges y, si es como yo creo, de Watchmen: la ficción lleva adentro una fuerza que busca imponerse a la realidad, borronear el corte, el límite, entre el texto y el mundo para que dejen de ser distintos para siempre

Vigilantes vigilados, planificadores planificados, escritores escritos: ¿Cuál es el papel de Veidt? ¿Cuál el de Dr. Manhattan? ¿Cuál el de los artistas que contrata el primero? ¿Cuál el de Rorschach? ¿Cuál el de Seymour, el gordito pecoso del diario? ¿Cuál el de Alan Moore y Dave Gibbons? ¿Cuál el nuestro, en última instancia?

Empecemos por el final, agregando una idea: suponemos, por pura diversión, que Seymour llevará a cabo el pedido de su jefe de hacer algo para el diario y el resultado del trabajo con el diario de Rorschach será algo parecido a la historieta que acabamos de leer. La trama global de esa historieta, por lo que sabemos, fue planeada por Veidt, quien seguramente previó que Rorschach probaría más de una forma de resistencia a sus designios, una de las cuales se materializaría al dejar sus notas en algún lugar que pudiera darles circulación (la tranquilidad de Veidt habría de ser, sospechamos, que el lugar confiable para Rorschach es el New Frontiers Man, periodico amarillo y de ultraderecha, dos epítetos de poco prestigio). El guiño divertido del asunto es que, siendo una historieta de género (de superhéroes), Veidt encarga la planificación total y exhaustiva de esa trama a un grupo de artistas entre los cuales de encuentra un guionista de historietas de género, y, por lo que vemos, la narrativa que se habilita a partir de ese simulacro del fin del mundo que monta Veidt está fuertemente nutrida de la tradición de la ciencia ficción de los 50’s (por el tema de la invasión extraterrestre sobre todo). Y si nos remontamos aún más atrás, en la historieta Veidt declara estar continuando las ideas de Alejandro de Macedonia, el gran emperador aventurero para finalmente terminar reinando como Ramsés. Para terminar el círculo, la última sospecha que nos queda por hacer (que está más cerca de la invención que de otra cosa) es que los papeles de Watchmen fueron a parar de algún modo a manos de Moore y Gibbons, pero eso ya sería ir demasiado lejos interpretativamente; lo escribo sólo porque me divierte pensarlo así.

De modo que, por lo que parece, en Watchmen también se arma esa maquinaria de escritores escritos cuyo principio se hunde en el abismo del tiempo pasado y nos tiene a nosotros en el otro extremo, como potenciales escritores de la historieta por venir.

Publicado el agosto 30, 2011 en Alan Moore. Añade a favoritos el enlace permanente. 13 comentarios.

  1. qué buen título que pegaste, y qué cierto….

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  2. el Tema en el de Borges está resuelto: Ryan Kilpatrick decide encubrir (o «compromise»); ¿qué pasaría si sus investigaciones sobre su bisabuelo cayeran en las manos de un diario amarillista?

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    • Habría que ver esto de encubrir o no… En la escena de la muerte de Rorschach hay algo que a mí siempre me llamó la atención: Rorschach se va y cuando Manhattan lo encara, él le pide que lo mate. Pero cuando está insistiendo en que quiere morir, se saca la máscara. La cuestión de la máscara está tematizada durante el desarrollo de la historieta, y es tan importante que Rorschach la llama «cara». Me parece un gesto un poco contradictorio que se la saque: yo lo interpreto como una manera de no ensuciar la ética de Rorschach (él no muere, él no encubre) pero alguien muere, y ese alguien sabe que su forma de transigir, de encubrir, de «compromise», es esa y es inevitable.

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  3. zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
    No mentira, pero creo que podrías desarrollarte un poco más. También hacer un paralelismo y contraindicaciones con Animal Man de Morrisonso… (ya que estamos un alto plagiador del cieguito)

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  4. Un chiste del cuento de Borges es que nadie se va a creer la historia, como nadie va a creerle al New Frontier, no.
    En fin. ¿Alguna vez vamos a poder dejar de leer a Borges, che? Como nos cagó el ciego…

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  5. Muuuuy buen texto. Y conden(s)adamente borgeano. Ese cuento de Borges de alguna manera responde la clásica pregunta de para qué sirve la literatura: para cambiar el mundo. Abrazo.

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  6. ficciones en un libro de historia y ficciones en el noticiero. al mundo de watchmen le faltaría alguien que se diera cuenta de que lo ocurrido se parece demasiado a un episodio de la dimensión desconocida, como hizo el del cuento de borges con la obra sobre julio césar.

    dicen que ballard habla de que ahora estamos rodeados de ficción todo el tiempo, ¿puede ser? que la realidad no está.

    pero rorschach no piensa contar ninguna ficción, su diario narra su verdad. nadie va a creer lo que diga el new frontier, pero la rueda de sospechas va a seguir girando.
    el protagonista del cuento de borges está contento, me parece, de poder ser parte de la historia. cuando le parece que a lo mejor estos tipos planeaban que algún día alguien los descubriera, y ese alguien guardara el secreto, el chabón cumple como si fuera una misión. otro en su lugar podría decir loco, me rebelo, lo cuento. escribo otra historia.
    en watchmen una de las últimas frases que se dicen es «nunca se termina».

    (ah: disiento, para mí que veidt no se espera lo del diario íntimo en el new frontiersman.)

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    • Primero: habría que repasar de qué se dio cuenta el Comediante. Creo que es la clave, aunque él lo vea más parecido a un episodio de Benny Hill.
      Segundo: me gusta una frase de Daniel Link que leí hace tiempo: «la verdad tiene estructura de ficción». Rorschach cuenta un relato de modalidad realista (un realismo que se acomoda a las circunstancias de su mundo, que no es el nuestro), hace como una descripción densa de lo que está pasando y, como algunos antropólogos, interpreta los hechos que está viviendo. Él no es un observador imparcial. Y entonces, desde el momento en que se meten sus opiniones en el relato, habría que discutir la idea de «verdad» en el relato de Rorschach. No quiero decir que no la haya, pero ¿cuánto de la verdad de al principio y cuánto llega a ver al final? Yo no sé si la verdad se nos entrega en ese relato…

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